Luis Ramone, o como lo nombraron sus padres originalmente: Luis Arturo Herrera Rodríguez, es un fotógrafo mexicano de 27 años que tal vez conozcas de Instagram como @yoramone.
Si has visto sus fotografías, conoces perfectamente su estilo evocativo. Luis toma fotos, generalmente en blanco y negro, con una estética lo-fi y con una temática realista, íntima y con tendencias a la pasión desenfrenada y el erotismo.
Su nombre artístico surge, como seguramente asumieron, de la banda de punk Ramones; en la que los integrantes adoptaban el apellido, lo que derivó a que los fans lo hicieran también.
Luis comienza su camino en la fotografía debido a su afinidad al grafiti, en ese círculo conoce a un artística que toma fotos de larga exposición que lo fascinan y tras intentarlo con la cámara de su padre un día que lo noche lo tomó por sorpresa, comienza a meterse más en ese mundo.
Con esa cámara y la biblioteca de la UM Coyoacán, Luis comenzó a aprender acerca de fotografía. Al mismo tiempo, en las fiestas, siempre admiró la manera en la que recibían a lxs fotógrafxs, arreglándose y con emoción; además de la atención que recibían, por lo que hace 10 años, 27 de noviembre de 2011, llevó por primera vez su cámara a una fiesta, sin permiso, y comienza a retratar esos momentos de euforia.
Sus primeros pasos fueron similares a los de cualquier otra persona con muchos filtros y marcas de agua. Con 5 pesos y un café, Yoramone nació al hacer su página de Facebook con la que contactaba a organizadores de fiestas.
Poco después comenzó a tomar fotos al estilo de Tumblr, comenzó a fotografiar eventos, llegó a fotografiar a los Misfits en concierto. Entró al medio y en una sección que le gustaba. Poco a poco empezó a enfocar su estilo. Comenzó a retratar mujeres, pero por una época cayó en un estilo como de revista de caballero, con un tipo específico de chica y escenario. Su cuenta de Instagram creció y tenía mucho trabajo, pero no era lo que quería y en 2016 tiene un punto de quiebre y decide replantearse qué es y qué quiere ser.
Con un estilo muy inspirado por Antoine D'Agata que retrataba en burdeles, cantinas y table dances de la forma que podía, no necesariamente lo más bello o estético, sino real, Yoramone empieza encuentra su verdadera voz.
Nos comparte que él busca fotografiar detalles de una historia más grande y espera que el espectador busque completar el contexto.
Él equipara sus fotos con recuerdos. Un momento con mucho movimiento y sucesos, pero que solemos tener presente por un pequeño detalle o una imagen en nuestra mente. Un regalo de cumpleaños de niñxs, sin recordar haberlo abierto o jugado con él; o un apretón de nalga mientras tenemos sexo que engloba toda la experiencia.
Luis comparte que puede que sea ligeramente absurdo el ver detalles que son intrascendentes pero que, al desaparecer, aunque nadie lo vea, cambian un lugar o un momento.
Ya bien asentado en un estilo que siempre estuvo presente pero ya habiéndolo madurado, Yoramone, dice estar haciendo lo que le gusta y estar en busca de la genialidad, que define como la convergencia del gusto personal, la visión artística que rompe paradigmas y la conexión con el público como lo hizo David Lynch o The Cure en su momento.
Yoramone nos definió su perspectiva artística como: una materialización de un saudade erótico, tomando el saudade como el anhelo por un momento no necesariamente agradable pero si significativo. Para él las fotos son como una maquina del tiempo porque le cuesta trabajo estar en el presente, no irse al pasado o el futuro y obvia que no encuentra esa sensación solo en la cuestión sexual, simplemente es la manera en la que ha podido representarlo fielmente al dejar que las imágenes hablen por sí mismas.
Luis cerró la conversación compartiéndonos que recientemente vivió un momento de cierre de ciclo. En 2016 recibió, como regalo, un par de ejemplares de Der Greif, una revista internacional de fotografía y quedó encantado con el contenido volviéndose fan. En la edición de la revista del 2021 él formó parte de la selección de fotógrafos que la integran, y junto con su ejemplar venían un par de postales con las portadas de esos primeros números que recibió años atrás, aquellos que lo habían inspirado y que había admirado. Yoramone es un talento único, con una voz poderosa y auténtica y urgimos a todxs ustedes a darse una vuelta por su perfil, checar su trabajo y completar las historias que nos cuenta.
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