No busco como finalidad deducir algo como bueno o malo, solo neutralidad y cuestionamiento.
A través de los últimos años, todos empezamos a priorizar y romanizar el entrelazamiento de una adaptación global en base a tradiciones, a preocuparnos por cómo nos queremos ver, cómo queremos sentirnos disfrazados de algo que transmita este reconocimiento de los que es cultura y tradición de “Día de Muertos en México”, pero de dónde proviene esta idea catártica, de complejidad, de ideas exóticas y capitalización?
Se me hace increíble, como en un país tan sabio e influyente en cultura y tradiciones como lo es México, poco a poco vaya perdiendo sus influyentes, estas voces catadoras de la diversificación cultural ancestral, que cada vez las mentes nuevas detonamos y adaptamos estas costumbres más en lo vano, capital y de cosmovisión moderna.
Todo va más allá de lo que ya es.
Día de muertos, costumbre y tradición que proviene de nuestros antepasados y distintas regiones de México, donde en cada comunidad se interpreta de diferentes formas tanto en creencias, alternativas espirituales y diversos rituales. Para la mayoría de estas regiones “la muerte no es muerte” si no es esta oportunidad de trascendencia y continuación de vida y alma, son accesos espirituales a seguir creciendo como ser y consciencia a beber un buen café y entrar en las profundidades del olor del pan. Añorar y bailar con la fluidez del fuego. Abrazar y permanecer . Reconocer esta parte de la muerte está presente para abrir nuestros corazones, vivir y expandir lo físico. Valorizar esta enseñanza de vida.
Entremos en el diálogo y relación con Día de muertos y halloween esta parte de contemporaneidad. Halloween en México se representa como una versión engolosinada de imitar conductas de la sociedad global, que entendemos es por tradición y actuamos en automático a seguir empleando otra cultura.
Adaptado costumbres, un ejemplo es pedir “calaverita” que es esta parte de excusa para buscar diversión y encontrar acoplamiento de calendario en base a estas festividades y que no todos estamos en contexto del porqué se hacen este tipo de rituales y su significado y sin embargo lo entrelazamos con naturalidad.
El surgimiento capital, donde tiendas globales en México han llegado a exotizar lo textil, disfrazar lo tradicional para reconocer sólo la adaptación radial sobre lo que es halloween, y ahí aparece esta conexión contemporánea de lo que es Día de muertos pero también el entendimiento de lo global acompañado de lo urbano, que todo esto nos permite olvidar nuestras raíces y sentimiento de nuestra región.
Como generaciones nuevas, tenemos súper beneficencia con accesos a información que nos hace entender elementos que provienen de memoria y patrimonio para empezar a retomar y recordar una tradición cultural, se me hace importantísimo tener en conciencia lo que podemos revivir, en este caso el hermoso “día de muertos”, encontrarnos con responsabilidad para mostrar un cambio y conectar con el arte ya existente en México, a futuras generaciones sería romántico.
Igual compartir y reconocer que toda esta parte híbrida no esta peleada con la tradición, que no tenemos un control ideológico y que todo surge sólo por un medio de sociabilidad, pues todas estas tradiciones que emergen aún con vitalidad, el con conectar con la esencia de tales, siguen en vibración del mexicano y nos lleva a seguir reconociéndonos.
Ya parte a una representación de lo nacional y lo extranjero, el observar cómo nos relacionamos con la tradición y cómo lo interpretamos.
Pues existe todo este blanqueamiento de mercado, de exhibir la cultura y tradición para poder ser “auténticos” desde nuestro origen. Mercancía del patrimonio lo llamaría, el cómo narramos nuestra creencia de manifestación en Día de Muertos y nuestra necesidad de vincular con nuestros ancestros que nos hace tener esencia en lo efímero y externo.
Naciones globales narran y entienden nuestra tradición en base a esta parte milenaria para culturizar nuestras danzas, nuestra música, romanizar el maquillaje y pintar la parte natural del difunto, la crítica del arte plástico, que al final todo eso lo tachamos y adaptamos para vendernos al extranjero.
Se va terminando lo consciente y terminamos disfrazados de catrines para ir a una fiesta de “halloween”.
Es creíble que como mexicanos, hemos encontrado áreas de recursos a través de seguir capitalizando nuestra cultura, el crear y fabricar para seguirnos adaptándonos a esta realidad contemporánea y reconocimiento de la tradición en otros países. No normalicemos el mercado blanco.
La hibridación hermética se está desvaneciendo poco a poco y sepamos que no determina nuestra cosmovisión, solo lo hace más complejo de entender y adentrarnos a lo que somos y trascendemos, que igual ayuda a que sigamos cuestionándonos toda esta parte social contemporánea y el permitir entender la tradición quitando patrones de consumo y racionalización.
Abramos nuestros panoramas mentales que nos limitan a seguir siendo ricos en cultura y tradición. Florezcamos juntos como la vida, la muerte y lo mensajero.
En alto el corazón, no callen voces, seguimos vivos.
Por: Elías Pineda
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